Más de una vez me pasa que conozco a alguien y tardo muy poco en idealizarlo, o más bien todo lo contrario. Bueno, depende de si consideramos idealizar como formarnos una idea de alguien, cualquiera sea, o como convertirlo en un ideal. A lo que yo me refiero es al primer caso. Con los pocos datos que reúno sobre la persona armo una idea de lo que puede llegar a ser, sentir, hacer. Tengo un cuadro completo de quien miro, o creo tenerlo, hasta que mirando de cerca descubro que faltan pinceladas que dejan espacios en blanco, que a simple vista no se notan.
Descubro que esa persona quizás es, siente o hace más (o menos) de lo que yo pensaba. Que puede tener intereses muy diferentes a los que muestra. Que puede ser más frágil (o dura) de lo que deja notar.
Y te acercás más. Y te das cuenta que tiene más de una cosa buena para dar que probablemente no está dando. Y te das cuenta que tiene más de un error que podría arreglar, también, pero es un poco lo que le da el encanto. Eso que te hace colgarte mirándolo y pensar, no sería tan genial si fuera de otra manera.
Lo que pasa es que es poco usual que llegue a esa etapa, a la parte que te acercás y ves todo eso y te sigue gustando lo que ves, aunque sea diferente a lo que viste en un principio. Pocas veces llego a conocer al otro, pocas veces me animo a adentrarme en su mundo, a ver las cosas desde sus ojos, a preguntar, a aprender de lo que me diga, a escuchar como si nunca hubiera escuchado a nadie.
Pero me cansé de ver tantas caras y ni una mirada.
Me di cuenta que quiero llegar a la gente, que quiero dejar una marca, aunque me cueste tiempo, en esos que dejan una marca en mi desde el primer día. Quiero escuchar las historias que tienen para contarme, reírme o regalar una sonrisa comprensiva o un abrazo quizás, y crear algunos recuerdos y algunas historias que yo voy a poder contarle a otro.
Pío.
Si, somos tan reales como todo eso que nos rodea y también como todo eso que imaginamos. Sos tan real, tan de carne y hueso, y también tan frágil como te vi. Y tan duro como una piedra. Y tan tan.
Y yo no pude resistirme a conocer eso.
El primero de la lista. Espero que no el último.
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